miércoles, 1 de febrero de 2012

ORIGENES CHAMANICOS DE LA MEDICINA CHINA



En el capítulo primero del libro clásico más famoso de medicina China, el Huang Di Nei Jing (Canon Interno de Medicina del Emperador Amarillo, 300-100 A.C.) el Emperador Amarillo preguntaba al médico Qi Bo:

“He oído que en los tiempos antiguos todas las personas podían alcanzar la edad de 100 años, eran saludables y activos en su vejez; pero actualmente las personas están agotadas con 50. ¿Es debido a las anormalidades por la edad o al descuido de las personas?”

Qi Bo contestó: “En los tiempos antiguos los hombres vivían de acuerdo con el Tao, con las leyes del Yin Yang, observando el método del destino, moderando su comida y bebida y protegiendo sus articulaciones; sus actividades diarias eran regulares, no eran impropias ni excesivamente fatigosas (…). En la actualidad las personas no son así, ingieren bebidas alcohólicas sin moderación, se mantienen ociosos de ordinario, se emborrachan y se entregan al sexo, y sus deseos agotan su esencia vital, consumen y disipan la energía genuina, no saben administrar la integridad de su existencia y resguardar su espíritu sino que se dedican a apresurar su corazón; contrarios a la existencia jubilosa, en sus actividades diarias dañan sus articulaciones; debido a todo ello, están debilitados con 50 años.”

Este escrito es de suma importancia en la historia de la medicina China, ya que por primera vez alude a los malos hábitos de vida como causantes de la enfermedad. Sin embargo esto no fue siempre así, ya que en los orígenes de la medicina China, se atribuía la enfermedad más a Ancestros y Espíritus que a malos hábitos de vida; se practicaba entonces una medicina cuyos métodos curativos no se basaban en agujas, moxas y fórmulas magistrales de fitoterapia como se hace ahora, sino que se fundamentada en la interacción con Espíritus, Ancestros y mediante Exorcismos. Es lo que el historiador Paul Unschuld denomina como medicina Demoniaca.



Antes de la unificación del país por el primer emperador Qin Shi Huang (260-210 A.C.) existieron varias dinastías. Resulta interesante conocer las prácticas médicas de una de ellas, la dinastía Shang (16 A.C.-10 A.C.). En su sistema de creencias, los muertos tenían una relevancia de suma importancia ya que eran considerados como parte integral de la vida, estando en constante interrelación con los vivos. Ambos mundos de vivos y muertos se necesitaban y se complementaban mutuamente. Vida y muerte eran las dos caras de una misma moneda en la sociedad Shang.

Shang Di era considerado como el ancestro divino, controlando todas las cosechas, batallas y aspectos de la vida terrenal. Solamente el rey tenía acceso a él, en un contacto que se realizaba a través de un oráculo (mediante caparazones de tortuga expuestos al fuego) y de ofrendas.

Conocían la enfermedad como concepto, existiendo muchos síntomas pero casi siempre una sola enfermedad que denominaban “la maldición de los ancestros”. Dolor de cabeza, dolor de estomago o molestias dentales eran todos síntomas distintos de una misma enfermedad. Las malas cosechas eran también parte de la enfermedad. Cuando alguien enfermaba, era debido en parte a que algún ancestro fallecido estaba disgustado y enviaba la enfermedad al mundo de los vivos.

La enfermedad se denominaba Chi. Su ideograma se componía de dos elementos: el hombre y la cama; el hombre estaba atravesado por líneas. Cuando una persona enfermaba, la terapia consistía en hacer ofrendas a los muertos para tratar de agradarles y que la enfermedad desapareciese así. Para ello utilizaban vinos mágicos (fitoterapia), inserción de agujas de acero en determinados puntos (acupuntura) y exorcismos.

En la sociedad Shang, existían unos chamanes llamados wu quienes controlaban los ritos de los ancestros y de Shang Di para así poder controlar las fuerzas del Viento para que este soplase con fuerza e hiciese llover para así alimentar las cosechas, o bien para alejar las nubes que terminarían por arrasar los cultivos.

Practicaban por tanto una medicina chamánica en la cual la enfermedad era causada o bien por los espíritus de los ancestros (denominada “medicina de los ancestros”) o bien por factores naturales y sobre todo por el Viento.

Tales son los orígenes de la medicina China.

Hoy en día, por supuesto la medicina China ha evolucionado y la medicina que se aplica está basada en la observación de síntomas, signos y síndromes que poco tienen que ver con esta medicina chamanica de hace 2000 años.

Sin embargo algo de ello aún sobrevive.

La creencia en muertos y espíritus está totalmente arraigada en la cultura china, a pesar de tantos años de marxismo y comunismo. El respeto hacia los difuntos es sagrado, y el Viento como agente etiológico aún sigue considerándose en medicina China.

El famoso medico de la dinastía Tang Sun Si Miao (581-682), a la par que realizaba sus tratamientos médicos, presentaba también sus ofrendas y respetos hacia los Ancestros, Espíritus y fuerzas de la naturaleza como parte del tratamiento.

Quizás esto sea lo más sensato de hacer, si cabe después de conocer la existencia de todo un mundo relacional, donde se reconoce y se acepta la influencia de nuestros antepasados en el enfermar, ya sea a nivel consciente (estudio del árbol genealógico en las terapias familiares), o a nivel inconsciente individual y colectivo (análisis de nuestros ancestros desde una óptica mas piscodinamica), así como la influencia e interacción energética con la Tierra y con las diversas manifestaciones de la naturaleza.

1 comentario:

  1. Muy bien, deduzco que eres un hombre sabio, y como no ha de tener la medicina TRADICIONAL china en su base el chamanismo y la magia. Quien a visto sus meridianos?, agujas(espadas) y fuego, no parece tema de Zahorí ?. Y eso de las almas, sombras fantasmas bailando con algún que otro organo. Que me dices de las formulas del gran Zhong Zhing Jing, numerológicas, perfecta poesia. Y como una sombra detrás de cada golpe de viento nos susurra el I Ching. Ahora ha de ponerse racionalidad a algo redondo, para conquistar y para vender a esta bella dama en lugar de seducirla.

    David Llop

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